Patologías y salud menstrual

Autoexploración mamaria para detectar el cáncer de mama (3 pasos)

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¿Conoces bien a tus pechos? ¡Hablamos en serio! Prestar a tus senos la atención que se
merecen podría salvarte la vida. La prevención del cáncer de mama está en tus manos, nunca
mejor dicho, porque deberías aprender cuanto antes a hacerte una autoexploración mamaria.

En CYCLO trabajamos por desmantelar mitos y derribar tabúes para entendernos por dentro y
por fuera. ¿Acaso hay algo más importante que la salud para conocer a fondo nuestro cuerpo?

Realizarte una exploración mamaria a ti misma es un proceso más rápido y simple de lo que
piensas. Lee este post para descubrir cómo hacerlo paso a paso.

Foto de Save the mama

¿Por qué es importante hacerse un autoexamen de mama?

Visitar a tu ginecólogo o ginecóloga periódicamente es fundamental para comprobar que todo
va bien. Igual que vas al dentista cada cierto tiempo, ¡no hay excusa que valga para saltarte tus
revisiones ginecológicas!

¿Y ya está? ¿Con eso vale? Claro que no. Tú eres la responsable de tu propio cuerpo. Y tus
pechos también necesitan cuidados, tanto como tus dientes, tu piel y tu pelo. Hay muchos
motivos para convertir la autoexploración mamaria un hábito tan corriente como usar la seda
dental.

Como nadie conoce tus pechos mejor que tú, una autoexploración de mama regular facilita
diagnósticos precoces. Tú misma puedes ser la primera en notar cualquier anomalía.

Ni que decir tiene que la detección temprana del cáncer salva vidas: es un salvoconducto
temporal que da margen para seguir un tratamiento adecuado y así mejorar el pronóstico de
recuperación.

Por si fuera poco, tu propia autoexploración de mama siempre será gratuita, íntima y fácil de
hacer. Tú decides cuándo y dónde te sientes más cómoda para revisarte.

¿Se te ocurre algún motivo para seguir posponiendo tu autoexploración mamaria?

¿Desde qué edad y cada cuánto tiempo es recomendable un autoexamen de mama?

El cáncer de mama suele aparecer entre los 30 y los 50 años, pero eso no quiere decir que
debamos despreocuparnos si somos más jóvenes o más mayores. Hay que hacerse la
autoexploración mamaria durante toda la vida, incluso después del embarazo y de la
menopausia.

No hay mejor momento para empezar que la primera menstruación. Cuanto más pequeñas somos, más fácil es inculcarnos este hábito y más nos cuesta olvidarnos de llevarlo a cabo. La autoexploración mamaria debería ser tan básica como lavarse los dientes.

Desde la primera regla y para siempre hay que hacerse la autoexploración de mamas todos los meses.

Lo más recomendable es hacerlo a los dos o tres días después de la menstruación. Si has
llegado a la menopausia, puedes establecer un día fijo cada mes. En cualquier caso, puedes
marcarlo en el calendario o ponerte una alarma en el móvil. Así será casi imposible olvidarte
de tu cita.

Un consejo: puedes realizar tu autoexploración justo después de la ducha, cuando la piel aún
está húmeda y resbaladiza. ¡Puede que así resulte más sencillo todavía!

Pasos para hacer una autoexploración mamaria

¿Cómo hacer un autoexamen de mama? Con calma y cuidado, prestando mucha atención por
si detectamos cualquier señal inesperada y siguiendo el procedimiento paso a paso.

Tómate tu tiempo cuando hagas tu primera autoexploración mamaria, porque es cuando
aprenderás cómo es el aspecto y la consistencia normal de tus pechos.

Es la ocasión perfecta para conocerte un poquito más. ¿Qué forma tienen sus senos? ¿De qué
color son? ¿Cómo los notas al tacto? Cuanto más sepas sobre tus ellos, más difícil será que se
te escape una irregularidad.

¿Estás lista para empezar con tu autoexploración?

Antes de empezar: Colócate frente a un espejo donde te veas bien

Busca un espejo que tenga un buen tamaño, preferiblemente de cuerpo entero. El espejo
debe reflejar con nitidez todo lo que hay entre tus hombros y tu cintura, ¡mejor será que esté
bien limpio!

La iluminación también importa, haz lo que necesites para contar con una buena luz.

Lo ideal sería que el espejo esté en un lugar donde te sientas a gusto, ya que debes tomarte
todo el tiempo que necesites durante el autoexamen.

¿Ya tienes tu espejo? Ponte de pie y míralo de frente, que vamos a empezar.

Paso 1: Inspección visual

En primer lugar, pon las manos en las caderas y fíjate en el aspecto de tus pechos, pezones
incluidos.

¿Hay alguna zona enrojecida o inflamada? ¿Bultos, arrugas, hoyuelos o una textura diferente parecida a la de la cáscara de naranja? ¿Han cambiado de tamaño desde la última vez que te miraste? Usa las manos para encontrar cualquier deformación.

Ahora gira el tronco de un lado al otro para inspeccionar tus senos desde todos los ángulos
posibles. Busca y rebusca hasta que lo hayas visto todo.

Y ahora, ¡manos arriba! Levanta los brazos, toca revisar las axilas y el contorno de tus pechos.
¿Es uniforme el contorno? ¿Se elevan tus mamas a la misma altura?

No te olvides de los pezones: con cada autoexploración mamaria, asegúrate de que no han
cambiado de posición y de que no están metidos hacia dentro.

Paso 2: Palpación en vertical

Es el momento de palpar tus pechos, siempre con cariño y con cuidado de no hacerte daño.
Será más fácil si sigues este orden:

  • Toca y ejerce un poco de presión con las yemas de los dedos desde fuera hacia dentro,
    o sea, desde la parte externa del seno hacia el pezón. Haz movimientos circulares en
    línea recta siempre con la mano contraria al pecho que estés tocando (mano izquierda
    para el pecho derecho y mano derecha para el pecho izquierdo).
    Ve poco a poco hasta que revises todo, punto por punto. Deberías notar una
    estructura nodular, como de “protuberancias” regulares y ordenadas (ninguna debería
    destacar por encima de las demás). Debes seguir hasta que notes la caja torácica: la
    clavícula por arriba y las costillas debajo y a los lados.
    Haz lo mismo dos veces más: de arriba abajo y de abajo a arriba (en línea recta, de un
    lado a otro) y de manera circular (empieza en un punto y da la vuelta en el sentido de
    las agujas del reloj, de dentro hacia a afuera).
    Una vez termines con un pecho, haz lo mismo con el otro. En ningún momento
    deberías sentir dolor.
  • Toca y presiona ligeramente tus pezones. No seas brusca, porque esta zona es muy
    sensible. Comprueba que el pezón no está hundido y que no expulsa ningún líquido
    cuando aprietas un poco (ni transparente, ni lechoso, ni amarillento ni sangre). Esto
    tampoco debería provocarte ningún dolor.
  • Palpa de la misma forma tu escote y tus axilas, puesto que el tejido mamario se
    extiende hasta esas zonas. Presiona con firmeza en busca de bultos y texturas
    extrañas.

Paso 3: Palpación en horizontal

El último paso consiste en repetir la palpación mientras estás tumbada. Así puedes notar
cosas que se pueden pasar por alto estando de pie.

Recuéstate con una mano bajo la cabeza, el codo elevado y una almohada bajo el hombro.
Utiliza siempre la mano contraria al seno que estés examinando, ¡que no se te olvide!

Una vez termines la palpación en horizontal, habrás terminado tu autoexploración mamaria.
¿Has visto qué fácil ha sido?

¿Cuándo acudir al médico?

Ve a ver a tu ginecólogo o ginecóloga cuando notes un cambio extraño, por pequeño que sea.
Por eso es tan importante ser constante y no olvidarte de tu autoexploración mamaria ningún
mes, para que cada vez sea más fácil identificar anomalías.

¿Y a qué nos referimos cuando hablamos de anomalías?

  • Bultos.
  • Hoyuelos, arrugas y deformaciones.
  • Cambio en el tamaño o uniformidad de los pechos.
  • Irregularidades en el contorno de los senos.
  • Nódulos en la axila.
  • Cambio de color en la piel.
  • Piel enrojecida, inflamada o con textura como de piel de naranja.
  • Secreción de líquidos o sangre a través de los pezones.
  • Pezón invertido o hundido (metido hacia dentro).
  • Cambio de forma o posición en los pezones o las areolas.
  • Dolor general o en puntos localizados.
  • Menor movilidad en una de las mamas al levantar los brazos.
  • Dolor óseo localizado.

Tú deberías conocer tu cuerpo mejor que nadie, así que presta atención a los síntomas durante
tu autoexploración mamaria y pide cita lo más pronto posible si notas alguno de estos
síntomas o cualquier cambio que no te cuadre. ¡Mejor prevenir que curar!

¡No te alarmes!

Aunque la autoexploración mamaria es de gran ayuda y hay múltiples razones para hacerla
cada mes, la exploración de mamas no es una medida de diagnóstico fiable.

Hay problemas y enfermedades que ni tú ni tu médico podéis detectar solo con un examen
mamario. Las únicas pruebas que confirman diagnósticos son la mamografía y la ecografía.

Y aunque detectes algo raro en tu autoexploración mamaria, tampoco te asustes: la gran
mayoría de los bultos no son tumores malignos.

Tampoco te obsesiones, porque no vale hacerse un autoexamen mamario cada día o cada
semana: las variaciones a corto plazo son normales durante el ciclo menstrual. Un diagrama
menstrual puede ayudarte a reconocer tu patrón mensual y qué te sucede en cada fase.

Como decíamos al principio del post, la prevención está en tus manos. Una autoexploración
mamaria te quitará cinco minutos y solo tienes que hacerla 12 veces al año. Sigue todos los
pasos y cuídate mucho.

Be a #TabooBreaker

Lucía Mos

Periodista cultural y guionista. Enamorada de la gastronomía, los viajes, el cine y el teatro. Siente la necesidad continua de poner sus pasiones sobre el papel y de escribir acerca de los temas que le tocan la fibra sensible, como el feminismo y los animales. La encontrarás en Traveler, Un Buen Día en Madrid y en el blog de CYCLO.

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