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¿Afecta de verdad el clima a nuestra menstruación?
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En primavera es común que se incrementen nuestras alergias y que estemos más eufóricos. Cuando llega el verano, normalmente notamos que tenemos menos hambre y que nos saciamos antes. En otoño, cuando las horas de luz empiezan a disminuir, estamos más irritables y depresivas, y cuando llega el invierno, a veces, nos notamos más tristes y tenemos más ganas de estar en casa.
Estas alteraciones provocadas por los cambios en el tiempo no sólo tienen repercusión a nivel físico y emocional, sino que también tienen una afectación hormonal. Sobre todo para nosotras y para nuestro ciclo menstrual. El clima no es una cuestión ajena.
A veces, las comodidades de nuestro mundo nos hacen olvidar de dónde venimos: de la naturaleza. Y nosotras, que somos seres menstruantes, estamos muy conectadas con ella.
Por eso no es nada raro ni especial que nuestro periodo, nuestro humor o incluso nuestros síntomas premenstruales sean diferentes a lo largo de las estaciones.
La importancia de la luz solar
Puede ser que hayas notado que la abundancia, la intensidad, el dolor o la periodicidad de tu ciclo o menstruación cambie según la estación del año en la que te encuentras. Y hay una explicación científica para ello.
Un estudio que se realizó en 2011 y se publicó en la revista “Gynecol Endocrinol” afirmó que sí que es cierto que hay factores estacionales que realmente influyen en nuestro ciclo menstrual.
El estudio consistía en analizar los datos de los ciclos menstruales de 129 mujeres rusas, entre el 1999 y el 2008.
Pero vamos a analizar bien las conclusiones que se extrajeron del estudio. Un estudio pionero e importante, ya que la mayoría de la información que existe sobre la relación del clima con la menstruación gira entorno a él.
Las variables que analizaba el estudio eran tres hormonas: la hormona foliculoestimulante (FSH), la hormona luteinizante (LH), que desempeñan un papel fundamental en el ciclo reproductor del ser humano: regulan el desarrollo y el crecimiento.
¿Por qué? Estimulan la producción de estrógenos y modulan la maduración de los ovocitos (célula germinal femenina que está a punto de convertirse en un óvulo maduro) en la primera parte de cada ciclo menstrual.
Y, por último, la prolactina, que se genera en la glándula pituitaria (es una glándula no más grande que un guisante que se encuentra en el cerebro, produce hormonas que afectan al crecimiento y a las funciones de otras glándulas del cuerpo) y su función principal es la de hacer que cuando se produce un embarazo las glándulas mamarias produzcan leche.
Por lo tanto, la principal conclusión que extrajeron los investigadores fue que el factor climático más importante y determinante que influye en nuestro ciclo menstrual es la luz solar. Exponernos a ella genera varios efectos en nuestro cuerpo y uno de ellos es que cuanta más exposición solar tenemos, más se estimula nuestra actividad en los ovarios, por vía hormonal.
Por el contrario, si existe poca exposición, la actividad de nuestros ovarios será menor.
Este factor, a la vez, está directamente relacionado con la Vitamina D, la famosa vitamina que obtenemos del Sol. Es una de las vitaminas liposolubles imprescindibles para la formación de huesos y dientes, y la Dopamina, un neurotransmisor que desempeña funciones importantes.
Consecuentemente, esto hace que nuestros ciclos sean diferentes según la estación en la que nos encontramos. Los investigadores descubrieron que en verano, aumentaba la secreción de FSH y también la frecuencia de ovulación y, en invierno ocurría lo contrario.
Esto daba lugar a que las mujeres tuvieran ciclos más cortos, más abundantes y menos dolorosos en verano. El calor actúa como vasodilatador y, es por ello que la sangre puede fluir con más facilidad y, por lo tanto, que duela menos la menstruación en verano. En cambio, en invierno el frío actúa como vasoconstrictor y por eso las mujeres tienen períodos más dolorosos, menos abundantes y más largos. Es decir, tenían menos periodicidad pero más duración del ciclo.
En mi caso, por ejemplo, mi menstruación pocas veces me ha causado dolor o molestia. Desde el principio ha sido muy regular y me ha durado pocos días. Por eso siempre me he considerado afortunada.
No obstante, a veces, en invierno recurro a las infusiones calmantes, y eso que no soy muy aficionada al tema, pero durante algunos ciclos en los meses fríos me noto un poco más débil.
Puede que algunas no notéis ningún cambio o, simplemente no os hayáis fijado, pero os invito a que os escuchéis y observéis durante los cambios estacionales, porque puede que os llevéis alguna sorpresa, o simplemente aprendáis algo nuevo para contarle a alguien que puede que sí que le ayude.
Las estaciones y nuestros síntomas premenstruales
Pero nuestra menstruación no es la única afectación que puede ser consecuencia de estos fenómenos, también nuestras emociones y síntomas premenstruales.
En invierno las horas de luz disminuyen y eso trae consigo consecuencias en nosotras.
La Vitamina D que podemos obtener del Sol es menor y la Dopamina baja. Ambas pueden hacer que, a parte de tener unos ciclos más largos y dolorosos, estemos más tristes, más irritables o incluso depresivas.
El mal humor y el invierno no son una buena combinación, por eso, en esa época fría, más que nunca, tenemos que esforzarnos por mantenernos activas haciendo ejercicio, comer sano y alimentos que nos hagan sentir bien con nosotras mismas, y hacer actividades que nos proporcionen felicidad, como yoga, pasear, ir a tomar un café con amigas, aprender cosas nuevas o desarrollar habilidades.
De este modo, hemos visto que la luz solar es el factor climático que más influye en nuestra regla; y también en nosotras.
Existen otros factores que se llevan estudiando desde hace años, como los ciclos lunares, sobre todo, la presión atmosférica o la humedad. Pero no tienen una base científica sólida. Aunque sí que es cierto que la luna ha sido objeto de estudio desde hace millones de años y la relación con las mujeres y su período ha despertado la curiosidad de científicas, estudiosas y mujeres de todo el mundo.
Realmente el 4 es un número mágico y tiene mucha relación con la naturaleza y con nosotras. Existen las 4 estaciones, los 4 poderes terrenales, los 4 ciclos de la Luna y… ¡sorpresa! nuestros 4 ciclos menstruales. Casualidad o no, existe esa conexión entre la Luna y las mujeres, así que os invito a investigar un poco más sobre el tema, porque la verdad es que hay mucha información, libros y historias realmente interesantes.
La hayamos experimentado o no, esa conexión existe, así que os animo a leer el post sobre la ovulación con luna llena, si no lo habéis hecho todavía.
¿Vosotras habéis notado esa energía especial?
Por eso es importante conocernos, y conocer nuestra menstruación. Es importante saber que estamos conectadas con la naturaleza; con el clima. Y aprender y aprovechar aquellos beneficios que tenemos, solo por el hecho de ser mujeres o personas menstruantes. Porque es realmente maravilloso.
Be a #TabooBreaker
Soy Carlota, tengo 20 años y estudio periodismo; siempre he sido muy observadora y me encanta aprender. Adoro escribir y leer y sobre todo pasar tiempo en la naturaleza. Me considero activista medioambiental y lucho cada día por aquello en lo que creo, es por eso que pienso que el respeto, el amor y la rabia hacen el mejor activismo.