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Zero Waste: Una filosofía aplicable a tu menstruación
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Entras en el supermercado. Tienes pensado comprar fruta. Te pones el guante de plástico. Coges instintivamente una bolsa desechable. La llenas. Compras, pagas y te vas. Llegas a casa, rompes la bolsa que acabas de coger y la tiras. Tres días después, vuelves al supermercado. Repites el proceso.
¿No es tu caso? Te propongo otro.
Tienes una cena con amigos en casa. No te apetece limpiar. Cubiertos y platos de plástico. De aperitivo, unos frutos secos y patatas fritas. Cada cosa con su envase correspondiente. Lo mismo cuando trabajas y te da pereza cocinar. Lasaña o pizza envasada. Nunca falla.
Si eres mujer, seguramente durante muchos meses de tu vida hayas seguido este proceso: Te baja la regla y te pones un protegeslip, tiras el plástico de la pega a la basura. Te pones un tampón, tirando el plástico (ese que hace que parezca una chocolatina) y el aplicador, también de plástico (porque ya nadie usa los de cartón…). Por la noche te pones una compresa, tirando su correspondiente envoltorio, a la mañana siguiente la tiras también a la basura. Además es muy posible que te tomes un ibuprofeno, de un blíster de plástico por supuesto.
Todos alguna vez hemos actuado de esta forma. Falta de planificación, desidia o simple ingenuidad. “Total, es plástico y luego lo reciclan”, piensas. Yo también me lo creía. Pero, por desgracia, no sucede así.
El problema del plástico
El reciclaje del plástico no funciona. La mayor parte del plástico que ponemos en los contenedores es arrojado al basurero, incinerado, o exportado a países como China. Un pequeño porcentaje se convierte en productos que, después de un proceso llamado downcycling, no serán reciclables. En el fondo solo estamos posponiendo su muerte. “Entonces, ¿qué puedo hacer?”, te preguntarás. Lo mismo hacía yo hasta que encontré una buena solución.
Residuo Cero, ¿la solución?
A la vista del enorme problema que los residuos están generando en todo el mundo, desde hace un año decidí adoptar una forma de consumo y vida más responsable. Quizás te suena el nombre. Zero Waste (o Residuo Cero, en español) es una actitud para combatir la dictadura del plástico. Una serie de actos diarios encaminados hacia una menor generación de residuos que sigue la regla de las 5 “erres”: Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Rot (compostar). Esta experiencia me ha llevado incluso a realizar un corto documental sobre el tema bajo el título de Madrid Zero.
Esta jerarquía es simple: rechaza aquello que no necesitas, reduce al máximo lo que sí necesitas, reutiliza lo que ya tienes, recicla aquello que no has podido evitar y composta tu materia orgánica. Parece complicado, pero no lo es. A veces se basa en solo volver un poco la vista atrás.
Alternativas
Nuestras abuelas y abuelos han comprado a granel toda la vida. Han llevado siempre su bolsa del pan y su carro de la compra. La fruta y verdura iba directamente al capazo. Tenían su botella de leche en vidrio. Compraban solo los bienes que de verdad necesitaban, o intentaban arreglar los que ya tenían. Hacían sus dulces en casa. Y así con una larga lista de cosas que hacía que el plástico generado a final de lo pudiesen contar con los dedos de una mano. ¿Qué ha pasado entonces? Básicamente, nos hemos ido dejando comer el terreno.
Y es que hay alternativas antes de generar basura. En el mercado todavía existe la venta a granel, hay panaderías dónde comprar con la bolsa del pan es lo habitual, fruterías a las que puedes ir sin bolsa o tiendas en las que aceptan su tupper para meter dentro la carne o el queso, por ejemplo. Como también marcas eco-friendly que te venden bolsas para la fruta que son reutilizables, o te hacen envíos sin plástico. Simplemente sustituyéndolo por papel o cartón, un material más sostenible y fácil de reciclar.
Menstruación sin residuos
Entre esas marcas eco-friendly se incluye CYCLO Menstruación Sostenible también. ¿Por qué? Hay varias razones.
- Todo el packaging está hecho únicamente de papel y cartón reciclado.
- El producto estrella, la copa menstrual, es de silicona 100% natural que, cortada en pequeños trozos, se puede compostar y/o enterrar y al poco tiempo desaparece.
- Las compresas y protegeslips de tela son reutilizables hasta al menos 3 años y están elaboradas con algodón ecológico sin tintes. No tienen ningún tipo de envase adicional, simplemente las puedes meter en la bolsita de algodón de la que se acompañan.
- Las infusiones, idónea para el dolor menstrual, viene en una bolsita kraft de 100 gr. Por lo que no gastas una bolsita o envoltorio cada vez que decides ponerte una taza.
- Los saquitos de calor están hechos con trigo reciclado sobrante de las cosechas de agricultores locales de la Comunidad de Madrid.
- Tanto el Ginevitex como el roll-on de aceites esenciales Aunt Flo’s Remedy, vienen en envase de vidrio. Y además son reutilizables si quieres lavarlos tras su uso.
Y lo más importante de todo, consigue que la menstruación sea una rutina sostenible sea cual sea el producto que mejor se adapte a ti. Porque ya sabes la cantidad de plástico de un solo uso que genera la regla, con sus cajas de tapones, aplicadores, envoltorios de plástico, etc. Según la web vivirsinplástico.com se ha calculado que suponen unos 136 kilos por persona, lo que a escala global supondría el 0,5% de la basura que llega a los vertederos desde nuestras casas. Y te puedo decir que mi pareja, desde que se pasó a la copa menstrual y a las compresas de tela, no ha producido basura durante la menstruación.
Residuo cero: un estilo de vida
También hay que reconocer que el zero waste requiere de un esfuerzo constante que no se consigue de un día para otro. Pero cuando integras esta forma de consumir, sacar la basura o reciclar en casa pasa de ser rutina diaria a semanal (o incluso mensual).
Comprando a granel, en tiendas de barrio y llevando nuestras propias bolsas de tela a cualquier parte hemos conseguido (casi) deshacernos del contenedor amarillo. Cuando no existe una alternativa a comprar sin generar residuos, priorizamos materiales en este orden: vidrio, papel/cartón, aluminio/metal y, si no hay más remedio, plástico. Haciendo esto, el plástico que contamos en casa es principalmente etiquetas del peso de productos, pegatinas de la fruta y algún envoltorio de un producto que venía recubierto en plástico. ¡Llevamos meses sin ver en la cocina una botella de plástico PET! Es que hemos encontrado hasta vermú a granel.
Para empezar, son los pequeños pasos los que cuentan en esta carrera de fondo. Adoptar la compra a granel como rutina es lo más básico. Así como cambiar los productos de usar y tirar por otros reutilizables. Con esto, ya tienes mucho ganado. Con esto, a partir de unos hábitos harás que nuestro planeta sea un lugar más sostenible y duradero para todos.
Be a #TabooBreaker
Firma este artículo Álvaro Llagunes.