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¿Qué es la tasa rosa y cómo afecta al precio de los productos femeninos?

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Tampones, compresas, copas y miles de productos menstruales que son categorizados como “rosas” solo por estar destinados en  gran parte, pero no exclusivamente, al género femenino. Los productos menstruales incluyen una tasa rosa, el mismo IVA que el mismo caviar, una vuelta en taxi o una cena de lujo…

Aunque se suele ver más claramente en los productos menstruales, también existe un sobrecargo oculto en los productos dirigidos bajo la etiqueta “woman”, el característico tono rosa asociado al género o adjetivos como “suavidad”, “delicadeza”… En perfumes, champús, o incluso productos destinados para niñas en comparación al de los niños.

El ejemplo más evidente (y asombroso) es que en España aún se considera que los productos de higiene menstrual no son de primera necesidad. Cuando existen términos como “pobreza menstrual”, en la que se estima que 1 de cada 4 personas en Europa debe elegir entre alimentos básicos o productos de higiene menstrual. 

 

Ilustración de Laura González para el libro CYCLO

¿Qué es la tasa rosa?

La tasa rosa es un término acuñado por un fenómeno que tiene muchas vertientes. La primera y más escandalosa es el IVA del 10% que se aplica a los productos de higiene menstrual como las compresas, tampones, la copa menstrual… Porque no están consideradas como productos de primera necesidad.

Pero dentro del concepto, hay mucho más… ¿Has oído hablar alguna vez de que las maquinillas de afeitar “para mujeres” son un 171% más caras que la de los hombres?  Según un análisis realizado por FACUA, comprobaron que en la mayoría de los casos tienen  exactamente las mismas características. La única diferencia es el color rosa y esa creencia completamente impostada de que el producto asociado -injustamente- al género femenino debe tener mayor precio.

Origen ¿Por qué existe?

El por qué de esta discriminación puede tener muchos significados…

En primer lugar, los hombres han ocupado muchos puestos de poder y han diseñado los modelos a los que luego, las mujeres, tuvimos que adaptarnos. Esto pudo hacer que los productos destinados en mayor parte al público femenino no fueran la mayor de sus preocupaciones… De hecho, el desconocimiento y el gran tabú que hay en torno a la menstruación ha fomentado que no se exponga y se comparta de una manera natural. Todo lo que se esconde, no puede ser de primera necesidad… ¿No?

Vale, vale… Lo de los productos menstruales podemos intuir de dónde viene… Pero, ¿y el resto de productos?

Pues aquí la historia se complica. Y tenemos que hablar de marketing.

En los años 40 las empresas se dieron cuenta de que si vendían juguetes “segmentados” por géneros, vendían mucho más. Sobre todo entre las familias acomodadas. En los 80 empezaron a codificarse por colores -los míticos rosa para las niñas y azul para los niños– para que fuera más fácil localizarlo en las tiendas y conseguir la venta. 

Esta tendencia llamada “marketing de género, es decir”, empezó a extenderse allá por los 90 entre el público adulto. Los empresarios se dieron cuenta que segmentar la oferta de productos y adaptarse a los gustos de los consumidores estaba funcionando.  Por eso, sobre todo en perfumes y champús, empezó la moda de categorizarlos por “masculino” y “femenino” y asignaron las características del producto en cuestión a los clásicos roles de género.

Entonces, ¿por qué el de las mujeres es más caro?  Bueno, probablemente no haya una sola respuesta. Se estima que el 80% de las compras de todo el mundo las realizan las mujeres. Sin embargo, los puestos de poder, en los que se decide la economía han sido ocupados fundamentalmente por hombres. Puede que ese desequilibrio en la balanza tenga algo que ver con el sobrecargo oculto de los productos dirigidos artificialmente a las mujeres.

Otro motivo podría deberse a que algunas marcas encarecen el precio de sus productos porque creen que el consumidor -en este caso el público femenino- está dispuesto a pagar más, o incluso puede llegar a creer que el producto es de mejor calidad (al ser dirigido específicamente para ellas).  

Aunque sin duda, el argumento que más pesa, es el de la mujer vista como “el otro”, siendo el modelo -el original- el hombre. Lo podemos observar en el lenguaje, en los modelos de trabajo, en nuestras tradiciones. Por eso, no es extraño que veamos un cepillo de dientes dirigido para hombres como “el original” y el de la mujer como “la versión femenina”, añadiendo un plus en el precio.

 ¿Cuáles son los productos por los que las mujeres pagan más?

Las cuchillas de afeitar

Quizá el ejemplo más descarado de todos. Aunque depende mucho de la marca, las de hombre pueden costar hasta 3 euros menos. Si eliges una crema depilatoria, las mujeres podemos pagar hasta 1 euro más aún siendo de la misma marca que produce la misma crema en versión masculina.

Cremas y champús

Suelen estar en pasillos diferentes, pero se ha visto que puede costar desde 10 céntimos hasta  incluso 3 euros más en su versión para mujeres.

Desodorantes

Se estima que pueden llegar a costar de media un 30% más que el mismo producto para hombres.

Perfumes

En los perfumes también gastamos mucho más, aproximadamente un 70%, con un incremento de 0,66 euros por mililitro solo por ser perfumes para mujeres.

Tasa rosa en la infancia

Parece que la tasa rosa viene desde la infancia. ¿Sabías que por un patinente rosa puede pagar casi el doble más que por el de un niño? Incluso los bodys de bebés de niña son 1 euro más caros si son rosas.

¿Cuál es el IVA de los productos de higiene femenina?

En España menstruar es un lujo. Y si deseas hacerlo de forma responsable, sostenible y saludable todavía más. Ninguno se considera un producto de primera necesidad (del 4%). Aún así, dependiendo del producto de higiene menstrual que elijas, tendrá una tasa del 10% o del 21%.

Ningún producto de higiene menstrual debería ser considerado como un producto de lujo. Por eso, siempre reivindicamos que los productos de  higiene menstrual son una necesidad, no una opción, y que como tal deberían tener una tasa mínima del 4%.

De hecho, como puedes comprobar en esta web a modo base de datos “Period Tax“, ya son muchos los países, como Canadá, que no aplican IVA o tasas a este tipo de productos.

IVA de los tampones y las compresas 

En cuanto a los productos de higiene menstrual tradicionales, los desechables (que son los más caros y contaminantes a la larga) la ley aplica un  10% de IVA. Es decir, el IVA de tampones y compresas es del 10%.

IVA de la copa menstrual 

Pues aunque parezca una broma, sin ir más lejos, la copa menstrual tiene la misma tasa de IVA que el mismísimo caviar.⁠ Un 10%. Así que ya sabes… Si te dicen que menstruar “da grima” les respondes que es una actividad de lujo y te quedas tan ancha.

¿Lo bueno? Que la copa, aunque tenga una tasa rosa injusta, está con nosotras al menos 10 años.

IVA Compresas de tela y bragas menstruales

Los peores parados, sin duda, son las compresas de tela y bragas menstruales. La ley aplica el 21%, porque lo considera prendas de vestir textiles normales. Es decir, el mismo que pagas por una cajetilla de tabaco o un vestido en las rebajas. Aún así, al ser un producto sostenible y duradero, sigue siendo muy rentable a la larga. Y un respiro para tu salud y el medio ambiente.

¿Cuánto cuesta a las mujeres la tasa rosa?

Se estima que cada mujer gastará a lo largo de toda su vida, de media, 1.673 euros en compresas o 2.389 euros si utiliza tampones. Por suerte, las alternativas ecológicas a los productos higiénicos tradicionales van a cambiar estas cifras.

De hecho, en CYCLO hemos hecho nuestros cálculos. La copa cuesta normalmente 25,90, lo que durante 10 años supone un coste de 0.20€ al mes o 2.50€ al año. ⁠

Normalmente, una persona que durante el día siempre utiliza tampones para recoger su sangrado, gastaría una caja de 22 tampones por periodo menstrual, que ronda en torno a los 4 o 5 euros. Es decir 5€ en comparación a los 0.20€ de la alternativa ecológica. 

En cuanto a la tasa rosa de otros productos, se comprobó que en 1994 el Estado de California estimó que, en total, las mujeres pagaban una tasa de género de 1.350 USD (1.097 €).   Aproximadamente un 24% más por cada producto “rosa” destinados para nosotras. Y encima cobrando un 23% menos que los hombres de media.

Situación actual de la tasa rosa

Ya por 2016, Pedro Sánchez, cuando todavía era líder de la oposición, aseguró que había que revisar los impuestos y aplicar el IVA super-reducido del 4 % a estos productos.⁠

4 años más tarde todavía no se ha aplicado una reducción de dicha tasa… ⁠

Espero que pronto se tomen las medidas necesarias para cambiar esto que nos afecta a todas y que, en mi opinión, enfatiza una clara desigualdad

Por ejemplo, durante esta pandemia de la COVID-19, los estantes de papel higiénico arrasados han salido en cada telediario y han sido pasto de los memes, pero… ¿qué hay de las mujeres que han encontrado el estante de las compresas vacío?, ¿no es acaso un producto de primera necesidad?

Sin embargo hay mucha esperanza en el horizonte. En noviembre de 2020, Escocia se convirtió en la primera nación del mundo en hacer que los productos de higiene para la menstruación no tengan un costo económico para su población. Los legisladores del Parlamento de ese país aprobaron por unanimidad el proyecto de ley de Productos de Período (de suministro gratuito). 

¿Servirá para que los políticos sean conscientes de que la pobreza menstrual también existe en España?

Por el momento, nos queda seguir luchando y reivindicando que menstruar no debería ser un lujo. 

 

Ilustración de Laura González para el libro CYCLO

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